(Artículo publicado en Revista Aniversario)
Por Edgardo Tosi
La actividad Italiana y su inserción dominante en la villa.
El establecimiento de la Sociedad Italiana de Tiro a Segno en Villa Devoto será el primer apoyo que los inversionista hacen para que una institución acceda con facilidades al lugar. Realizado seguramente en este primer caso sin intención expresa, el hecho producirá un rápido incremento en el interés por el nuevo barrio.
Como festejo del XX de septiembre un comité de tiro de la colectividad italiana, bajo la presidencia de Antonio Tarnassi y la secretaría de Ausonio Franzoni, realiza en 1894 en el Tiro Suizo un certamen que resulta un éxito resonante. Motivados por ello plantean la creación de un club italiano de tiro, que se concreta el 4 de marzo de 1895 con la fundación de la «Societá Italiana di Tiro a Segno». El diario La Prensa del 16 de mayo de 1895 avisa de una reunión que se llevará a cabo ese día en la Cámara de Co-mercio Italiana (Camera Italiana del Comercio e dal Arte) donde se «discutirán y aprobarán los estatutos y se tomará conocimiento de lo realizado por la comisión provisoria y la elección de la definitiva». Con inicio de casi 200 socios se plantea la necesidad de contar con un polígono de tiro propio, para lo cual se obtienen en breve tiempo 12.000 pesos. La propiedad para la realización de las obras se ubica en Villa Devoto, cuya compra es facilitada gracias a Onorio Stoppani, Antonio, Bartolomé, Tomas y Federico Devoto (…). La propiedad se extiende desde la estación del Ferrocarril Buenos Aires al Pacífico, en forma paralela a la vía, hasta el límite de la Capital, en un ancho de 60 m.
La presencia de Franzoni (hombre de gran predicamento dentro de la colectividad), vecino de la villa y cuñado de Stoppani, pudo influir en esta elección, la primera de una serie de radicaciones de importancia en Villa Devoto.
El stand es inaugurado oficialmente el 20 de septiembre de ese año, momento de euforia para la colectividad al conmemorarse los 25 años del paso de las tropas italianas por la puerta Pia, hecho que lleva a la anexión de Roma y la total unificación italiana.
El polígono se ubicaba como ya bosquejamos, paralelamente a las vía del ferrocarril. Su frente se levantaba desde algo mas atrás de donde hoy se corta la calle Marcos Paz con Nueva York y de allí a la vía, enfrentando en ángulo de 45º a la última calle. Dejaba libre a su frente un inmenso jardín, ya que las calles estaban desdibujadas e inicialmente la propiedad alcanzaba la calle Asunción, casi frente a la estación ferro-viaria. La construcción de madera rememoraba la edificación alpina. Sobre el frente de
60 metros se acomodaba un amplio buffet, administración y dos depósitos de armas. Tres boleterías daban a una espaciosa galería de 52 m de largo desde donde se accedía a las 24 gateras destinados a los tiradores. Un campo de más de 500 m. Estaba circunscripto por dos grandes tajamares laterales y ocho oblicuos. Se tiraba con fusil o arma larga a 300 y 500 m. haciéndose el tiro a revolver a 10 y 50 m (* Caras y Caretas).
Se entraba por un gran portal de arco circular al que se accedía por una escalinata, conformándose una especie de «loggia». En la parte superior de la entrada rezaba «Nei forti confida la Patria» (con referencia a Italia lógicamente). [Fotografías de cientos de visitantes en ese lugar, casi un paraninfo de personajes ilustres publicadas en revistas de la época, nos recuerdan hoy a las personalidades que llegaban a Villa Devoto en aquellos primeros años].
Con el aval de su comisión directiva se había dispuesto de «ottantamilla scudi» (* salido de …) para levantar en pocos meses polígono y edificio. Proyecto inicial del arquitecto Bruno Avenati habían sido construidos por el ingeniero José Franceschi, con la colaboración de los señores Reboglio, Bernasconi, Magni, Alemani, Goggio y el pintor A. Ballerini. Su inauguración como festejo principal de la fecha patria italiana, reunirá la presencia de autoridades nacionales e italianas (… La Prensa).
La celeridad del proceso constructivo, además del festejo del 25 aniversario, debió acompañar la necesidad del gobierno nacional de contar en forma urgente, dada la situación de tensión que se vivía con Chile, con centros para instrucción de tiro. El único existente en condiciones en esos momentos en la ciudad, era el del Tiro Suizo de Belgrano y recién comenzaba a plantearse la erección del Tiro Federal Argentino en Palermo.
Lo que agregaba efervescencia al tema era el espíritu beligerante que mostraba la colectividad italiana en el país, la que se movilizaba bajo la propuesta de «concurrir a los ejercicios doctrinales como la guardia nacional argentina para el caso de que fueran necesarios nuestros servicios en la defensa común de esta nación» ( La prensa 19/6/95).
Poco después de la inauguración el diario La Prensa del 13 de octubre de 1895 detalla en larga nota los sucesos del día anterior, certamen que continuaban desde el XX de septiembre, y merece una referencia por su valor anecdótico.
«Para dar una idea del entusiasmo reinante», comenta el diario, «baste decir que se vendieron 11.000 cartuchos y que se evalúa en 4.000 los traídos por los tiradores».
A la finalización de la competencia bajo el embanderamiento de todo el pueblo asisten el ministro de guerra Ingeniero Villanueva, el ministro de Italia, conde Antonelli, y los Generales Levalle y Cerri, el coronel Rhode y el capitán de navío Guerrico.
Aquellos primeros deportistas reclaman un mejor servicio del F.C. Pacífico.
Todos los domingos continúan realizándose certámenes que son anunciados por la prensa, donde se detallan las pruebas, los puntajes, participantes y ganadores, donde los socios pueden hacerlo en forma gratuita y la participación resulta muy numerosa. Una gran masa de visitantes, llegan al lugar con aire festivo todos los domingos, transfor-mándolo con rapidez en un centro de atracción turística, para buena parte de la colec-tividad italiana, muy activa y beligerante en aquellos años. el 24 de mayo de 1896, en que se conmemoraba la firma del «Estatuto» por el rey Carlos Alberto de Cerdeña, desfilan en Plaza de Mayo 80 sociedades italianas, que reúnen, según estimación del diario La Prensa entre 60 y 70.000 personas.
En junio arriba el duque de los Abruzzos, príncipe Luis Amadeo de Saboya, sobrino del rey Umberto I e hijo de su hermano Amadeo abdicado rey de España ( país donde había nacido el príncipe). Llegaba a bordo del acorazado Cristofaro Colombo siendo homenajeado por el gobierno argentino y la colectividad italiana a lo largo de todo el mes de julio. El infaltable «Tiro a Segno» realiza un concurso en su homenaje. Luego del almuerzo el príncipe se dirigirá a la concurrencia: «Al ejercitarse en las armas, los jóvenes de nuestras colonias se mostrarán aptos para poner últimamente en práctica su generoso lema de verter, cuando sea necesario, su sangre en defensa de la patria, de sus bienes y de sus familias». Sus palabras llegan a tener gran significado ante la contingencia del estado de tensión con Chile, por algo nuestro país tiene una calle que recuerda al rey Humberto I.
Al volver a incrementarse la tensión con Chile en 1898 la Guardia Nacional en su instrucción semanal llegará a «Tiro a Segno (Villa Devoto)». Habitualmente los regimientos 6 y 9 de infantería practican tiro en los stands y «orden abierto» en los baldíos próximos.
Con el surgimiento de otras instituciones similares se apocará la trascendencia periodística inicial aun cuando la institución no pierda arraigo inicialmente pero lentamente esto sucederá.
El Tiro a a la Paloma deporte prohibido y autorizado sucesivamente en la ciudad de Buenos Aires y que a comienzos del siglo XX estaba de moda en Mar del Plata, se practicó durante un corto período con el auspicio de Pedro Luro quien presidía el Pigion Club. Quienes participaban no eran los aficionados habituales que domingo a domingo utilizaban los stands y la experiencia fracasó. Lo que se siguió practicando fué el Tiro a la Paloma Artificial.
Desde un comienzo la institución recibió la critica por los riesgos que podía significar este deporte en zonas que iban poblándose. A ellos se acoplaba el ferrocarril que acusaba de posibles balas perdidas, posiblemente por tener interés en el predio, que finalmente adquirirá en la década del veinte del siglo pasado. Deficiencias de diseño y de servicio harán que esos reclamos sean escuchados por los entes oficiales que exigirán la paralización de los tiros a larga distancia y la necesaria paralización de los stands en distintas oportunidades para reparaciones.
Los salones eran los únicos disponibles en la villa y eran alquilados para la realización certámenes y bailes. La presencia del salón San Carlos en 1910 y luego el Operai Italiani en 1915 quitó interés en los mismos. Varios clubes de Villa Devoto agregaban el tiro en su actividad habitual, utilizando los stand como propios pero sin asociarse a la institución.
En general la comunidad devotense reconocía la importancia del Tiro A Segno pero iría incrementando su distancia con ella al considerarla un club de la colonia italiana, produciendose un desapego de los vecinos que irá en aumento al tiempo que pedían su retiro no solo por el riesgo siempre latente sino porque consideraban a los stands como una barrera al desarrollo de la villa desde el ferrocarril al sur.
El club finalmente cierra sus puertas, en la década del veinte, coadyuvando seguramente ello la adquisición de la propiedad por el Ferrocarril Pacífico. Este heredar la oposición del vecindario que se levantó en lo que hoy llamaríamos un piquete y cortó los alambrados cuando supo que esa empresa en lugar de abrir las calles como había prometido, arrendaba el predio a un club de Paternal.
Tiro al Segno compra terrenos en el Palomar y inaugura su nueva sede el 4 de Diciembre de 1938.