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Un genio olvidado
    
                                                                                                                                    Por Carmen Estévez

Segurola 3525. Una casa blanca de dos plantas, de líneas austeras, de frente neto y ligeramente asimétrico, elegante en su sobriedad: ejemplo sobresaliente de movimiento modernista en arquitectura, desarrollado por la Bauhaus y difundido a través del Congreso Internacional de la Arquitectura Moderna a partir de 1928.
Esta casa fue proyectada por y en ella vivió el arquitecto Fermín Hilario Bereterbide, rosarino, nacido el 14 de enero de 1895. Conoció y vivió Devoto como uno más de sus habitantes, caminando mansamente por el barrio, ensimismado en sus pensamientos, charlando con los vecinos en actitud amable, aunque su figura alta y delgada se encorvaba ligeramente como si llevara sobre sus espaldas todos los problemas de la humanidad. Recién en los últimos años se lo comienza a tratar como una figura señera del Movimiento Modernista Argentino: “Reconoció la importancia del urbanismo como nueva ciencia y luchó por la aplicación de los postulados del Movimiento Moderno, incorporando en su arquitectura los nuevos conceptos de higiene, economía y funcionalidad”
La corriente modernista se caracterizó por la simplificación de las formas, la ausencia de ornamento y el abandono de la composición académica clásica, aunado con el uso de nuevos materiales como el hormigón armado, el acero y otros productos nacidos del avance tecnológico. Pero sobre todo se basó en la incorporación de los conceptos de Le Corbusier sobre las funciones elementales del ser humano: Habitar, Trabajar, Circular y Esparcirse.
Por lo tanto las formas de proyectar y construir los edificios tenían (y tienen) que ver no sólo con éstos, sino también con los espacios, la función, el transporte y el todo de la ciudad. Aquella arquitectura sólo podía desarrollarse en un entorno de planeamiento urbano para el presente y previendo el futuro.
Bereterbide estudió en la Escuela de Arquitectura de Buenos Aires, recibiéndose en 1919. Téngase en cuenta que recién en 1947 la escuela se independizó de Bellas Artes para convertirse en Facultad; es decir que F.H.B. (Fermín Hilario Bereterbide) se formó en un contexto marcado profundamente por el neoclasicismo. A partir de allí sus conocimientos fueron sacudidos por los cambios históricos profundos producidos durante la primera mitad del siglo XX (primera y segunda guerras mundiales, revolución rusa, la crisis del ‘20, etc.), que de hecho se exteriorizaron en un violento rechazo por todos los estilos de construcción convencionales. De allí que tuviera que replantear su carrera adoptando las nuevas corrientes que se proponían, pero a diferencia de la mayoría que aceptaba el cambio por el cambio en sí mismo, en él existe una renovación prolija, callada y sin estridencias. Algunas de las características de su arquitectura fueron: predominio de lo urbanístico en general, sobre lo arquitectónico en particular (el proyecto adaptándose al entorno), la búsqueda de la perfección en la composición antes que el detalle del diseño, la ar-
Fermín Bereterbide
1930-1950, arquitectura moderna en Buenos Aires, compilado por Sandro Borghini, Hugo Salama, Justo Solsona, Ed. Nobuko, Buenos Aires, 1987 monía en los ejes de simetría, en el ritmo y en la sucesión de módulos básicos, que debían conformar el todo, la creación de vacíos estructurantes, ordenados mediante perspectivas impuestas por hileras de árboles o por veredas normalizadas, que a diferencia de los pozos de aire y luz de las propiedades horizontales tan comunes hoy día, conectan entre sí los elementos del conjunto edificado.
En 1937 diseñó y construyó su casa-estudio de dos plantas en Devoto, con una fachada sumamente simple en la que se destaca un balcón cerrado al medio y sobre él una pared central que se articula con dos barandas de distinta altura, que bordean la terraza. El frente posterior por el contrario es muy rico, ya que una puertaventana comunica con un patio amplio y éste con el jardín, en la planta baja, mientras que en el primer piso existe una semiterraza con jardineras, cubiertas de flores. Y el espacio verde se integra a la casa mediante ese vacío estructurante (el patio) que los conecta.
Su obra abarcó proyectos individuales, viviendas colectivas e intervenciones urbanísticas.
En estas últimas buscó delinear calles no convencionales, que introdujeran la posibilidad de generar espacios con plantes y árboles, trabajando en diecinueve ocasiones con el conocido paisajista y arquitecto francés Carlos Thays Nos han dejado bellísimas zonas en Villa del Parque2, Versalles y General Paz3, Mataderos, Flores y Barracas.
Tal vez su obra más reputada y conocida sea el Conjunto Los Andes en Chacarita4, surgida de un concurso municipal que Bereterbide ganó; sin embargo, el proyecto inicial constaba de 3 urbanizaciones económicas de viviendas obreras, de las cuales sólo se concretó una de ellas. Se construyó entre 1925 y 19285 y según explica el arquitecto Juan Molina y Vedia6, tiene dos peculiaridades distintivas:
1) “el anillo continuo edificado” siguiendo la línea municipal del terreno, respetando el espacio veredas con sus árboles en línea según lo acostumbrado; 2) se distribuyen en el basamento los “servicios socializados”. La primera implica que el Conjunto es cerrado, con viviendas con fachadas hacia la calle alrededor de toda la manzana, aunque además hay otros edificios, ubicados en el interior, que disfrutan de la vista de jardines cultivados en esos “vacíos” propios de F.H.B. La segunda resulta en la existencia de comedores comunes, salones para fiestas, un parque-plaza y veintitrés locales comerciales. Todo el Conjunto está formado por doce cuerpos, de tres pisos cada uno, con 130 departamentos.
Hay muchas más obras, como el Instituto Pasteur de Parque Centenario, la casa y estudio de Antonio Berni en Rivadavia al 4100, trazado de avenidas, el proyecto para la construcción de la Avda. Gral. Paz y el de la ampliación de la 9 de Julio. En estos vemos al Bereterbide profeta: una Gral. Paz con dos niveles:
uno normal constituido por 5 carriles (tránsito pesado, liviano y tranvías) y otro a bajo nivel, para el tendido de un futuro subterráneo, una avenida de tránsito liviano exclusivamente y estacionamientos. También en el proyecto de la 9 de Julio se esboza la idea de un nivel subterráneo para el tránsito y estacionamiento, y un nivel superpuesto con plazas y la construcción de un monumental Centro Cívico para ubicar todas las oficinas gubernamentales. En el plano estrictamente personal, Bereterbide siempre se orientó hacia la política de izquierda, lo que sin duda perturbó su carrera y logros. Sus inclinaciones socialistas eran conocidas en el barrio y fue notorio que  Alvarez Jonte, Vilardebó, Santo Tomé, Martín Pescador Lozano, Lope de Vega, Baigorria, Víctor Hugo y plaza Juan Terán. Avda. Gral. Paz, Nogoyá, Gana y Arregui.
Se encuentra enfrente del Parque Los Andes y está delimitado por las calles Guzmán, Concepción Arenal, Rodney y Leiva.
http://arquitecturamashistoria.blogspot.com/2008/ 10/unos-paseos-por-el-barrio-los-andes-de.html
F. H. Bereterbide arq., la construcción de lo imposible, de Juan Molina y Vedia y Rolando Schere, Ediciones Del Arco Iris-Colihue, Buenos Aires, mayo de 1997, por ellas era perseguido, a tal punto, que se sabía que el Comisario de la Seccional 45 le había advertido que al día siguiente lo detendría si no escapaba a otro lugar. Esta anécdota es confirmada por su biógrafo Juan Molina y Vedia, quién además comenta que se negó a huir y que estando encerrado en la Cárcel de Devoto atendió la construcción del extraordinario edificio de la Cooperativa del Hogar Obrero en Rivadavia y José María Moreno. Por razones políticas también fue exonerado de su cargo en la Municipalidad de Buenos Aires, y expulsado de Sociedad Central de Arquitectos. Durante este período su abogado había sido el Dr. Arturo Frondizi, el cuál al llegar a la Presidencia de la Nación lo hace detener nuevamente. Bereterbide le envía una carta “en la que le hace notar que quien fue su defensor es ahora su perseguidor y eso ¡es una lástima!”. Falleció el 9 de setiembre de 1979, y su muerte pasó casi inadvertida, así como lo fue su obra en vida. Recién a partir de mediados de los 90 empieza a reconocerse su genio, aunque en general, sólo por personas de su misma profesión. Sin embargo, los habitantes del Conjunto Los Andes han puesto una placa que reza: “Fue proyectada por el entonces joven arquitecto FERMÍN BERETERBIDE, a quien sus moradores rinden agradecido y permanente homenaje, por su noble creación”.