Riqueza y Aristocracia
Por
Edgardo Oscar Tosi A
mediados de septiembre pasado falleció en Buenos Aires a la edad de 97 años la
señora Susana (Suky) Shoo Devoto de Marino. Su recuerdo trae tangencialmente,
entre nubes de pasado, la vida de un Villa Devoto diferente, azul, orlado por
riquezas cuantiosas. Nieta de Tomás Devoto, hija de Dionisio Shoo Lastra y
Zulema Devoto, habitó siendo niña, durante la década del veinte el palacete de
Nueva York entre Chivilcoy y Mercedes. Compartiendo su vida familiar, según sus
propios recuerdos, con los hijos de la tía de su madre, Juana González de Devoto,
que esporádicamente se establecían en el palacio de Chivilcoy y Pareja sin
ningún contacto con el resto de los habitantes del barrio. Barrio que apreciaban
como legado familiar, fundado por el "tío Antonio", como legado de la familia.
El argentino se ha sentido siempre republicano. La escuela nos enseñó a mirar
como ridícula la búsqueda de algunos "hombres de mayo" de un príncipe a coronar,
para representar al nuevo estado y permitir que fuera aceptado con mejor talante,
por los gobiernos centrales de aquella época.
A pesar de ello, siempre ha guardado un interés muy acentuado por la nobleza. La
presencia en Villa Devoto del Príncipe de Gales y de lady Di, por el lado inglés
y la del Príncipe de los Abruzzos, y la posible visita de Víctor Manuel III, por
el italiano, unido al carácter Condal que podría tener el barrio por la
actividad en él de don Antonio Devoto han creado expectativas, que lo demuestran.
Los hermanos Devoto, como sucedió con muchos de los inmigrantes que lograron
amasar fortunas tan cuantiosas como las de ellos, se emparentaron con familias
de alcurnia del país y de Europa.
Durante la décadas del diez del siglo XX, ello sucedió con las hijas de
Bartolomé y Tomás y en menor medida de Cayetano. En donde, a pesar que el
apellido Devoto guardaba un segundo termino, los fundamentos económico del poder
eran aportados por las importantes fortunas logradas por aquellos cuatro
genoveses llegados al país entre 1849 y 1855, con muchas ilusiones pero poco
metálico.
Ana María Zulema y Enriqueta Carlota Devoto hijas de Tomás se casaron la primera
con Dionisio Shoo Lastra y con el conde Robert van der Straten Ponthoz la
segunda. Testigo por las niñas, en ambos casamiento, fue el general Julio
Argentino Roca. Zulema Susana, Tomas Dionisio y Dionisio Tomas fueron los hijos
de la primer pareja que en algún momento se instalaron en la quinta "La
Angiulina" y Beatriz y Carlos las del segundo, nacidos en Paris, que siguiendo
el camino diplomático del padre, tuvieron el mundo por domicilio, sin olvidar la
tierra de adopción de sus abuelos.
El paso de los años hizo crecer a los niños y ya en la década de cuarenta los
volvemos a encontrar en casamientos casi simultáneos que movieron la fibra
sentimental del más alto mundo social de Buenos Aires.
El 17 y el 24 de noviembre de 1942 se casaban en la iglesia de La Merced, el
conde Carlos van der Straten Ponthoz y Tomas Dionisio Shoo Devoto con dos primas:
Olivia y Marcela, hijas de Daniel Duggan y Olivia Macdonald de Duggan la primera
y de Bernardo L. Duggan y Elena Cox de Duggan la otra.
Todos los matrimonios de los padres se habían celebrado en esa misma iglesia.
"Un sobresaliente evento social, brillante y majestuoso", definía al día
siguiente al primero de los casamientos el Buenos Aires Heráld., lo que
corroboraría en la reseña del siguiente.
Padrinos de las respectivas bodas fueron los padres de las novias y la condesa
Enriqueta Devoto junto a Dionisio Shoo Lastra en representación del padre del
novio en la primera y Zulema junto al mismo Shoo Lastra en la segunda.
Carlos van der Straten Ponthoz de "maneras extremadamente agradables" recibió
bajo los acordes de la marcha nupcial a su novia Olivia del brazo de su padre. "Erecta
la figura", "de cabellos y ojos oscuros con una bella figura y pequeñas y bien
formadas manos" en las que no llevaba ningún "bouquet" sino un rosario de nácar
y plata que había estado por muchos años en su familia. Su delicado rostro,
señalaba el periodista, se enmarcaba con un velo de tul, tomado por una diadema
de hojas de nácar y menudas flores, que cayendo hasta el suelo por detrás,
descansaba en la larga cola del vestido. El efecto resultaba "completamente
natural", por la discreción del maquillaje y la falta de joyas.
"El Ave María" de Gounod ejecutado por dos violines de músicos del Colón fueron
el acompañamiento de la ceremonia.
En una iglesia brillantemente iluminada para la ceremonia, con ramos de flores
blancas, alelíes y narcisos cubriendo el altar el 17 de noviembre fue Monseñor
Anunciado Serafini obispo de Mercedes, quien llevó a cabo la ceremonia asistido
por el reverendo padre Alberto Deane, provincial de los Pasionistas y el
reverendo padre Dominic Moore. A la semana siguiente, fue Monseñor Carlos Hanlon
obispo de Catamarca, quien bendijera la unión, oficiando ahora la misa el padre
Moore y asistiéndolo el reverendo Deane. Música de Sebastián Bach y de Cesar
Franck ejecutada por una orquesta de cámara dieron marco a la boda. Como su
prima, Marcela Duggan llevaba un rosario familiar con el que había tomado su
primera comunión. Alta y delgada, de sensitivo y bello rostro, el periodista la
asimilaba a una pintura, mientras caminaba hacia el altar.
La iglesia en este caso estuvo mas repleta aun que en la vez anterior, por la
presencia de mayor número de prominentes miembros de la alta sociedad porteña,
además de los de las comunidades británica e irlandesa.
Algunas damas de honor participaron en ambas ceremonias; la hermana Betty van
der Straten Ponthoz, que había volado junto con su madre desde Estados Unidos,
Marta Torres Duggan y Zulema Susana Shoo Devoto. En el casamiento de su prima,
estuvo Marcella Duggan, al igual que Rosita Green, pariente del novio, Ana
Macdonald, Diana Nelson y Eileen Nelson Bobbett, familiares de la novia. En la
segunda las hermanas de la contrayente Elena y Luisa Duggan y Margaret O`Farrell.
En este caso los caballeros acompañantes del novio fueron Carlos y Brian Duggan,
Dionisio Shoo Devoto, Antonio Deane, Ricardo O'Farrell y Norberto Quirno Costa.
Este último futuro esposo de Betty van der Straten Ponthoz. Transportando
canastillos de flores, deliciosas niñas, acompañaron a las novias.
Por invitación del embajador belga, la recepción se realizó en la legación de
aquel país en Palermo Chico (Barrio Parque), como había sucedido con el de su
madre. Debido a la guerra y a la ausencia del padre del novio el número de
invitados fue reducido lo que no impidió que la misma resultara, una muestra de
"elegancia y buen tono". Al reseñar los atuendos de las señoras, el periódico,
señalaba la presencia de las esposas de los embajadores americano y griego, de
la señora del primer secretario de la embajada de la Gran Bretaña y varios
agregados de las mismas. Las señoras de Donald Mac Crae y A. W. Boote, miembros
prominentes de la "British Society".
En la boda Shoo Lastra Duggan la recepción se efectuó en la "preciosa mansión"
de la familia de la novia en Palermo, donde la primera impresión del periodista
era que estaba repleta de flores. Dalias, rosas crisantemos, gladiolos,
destacándose sobre la gran mesa del salón comedor especies de orquídeas, "muy
raras y difíciles de obtener". Antes del lunch en los jardines se recibió a los
invitados en mesas cubiertas con sombrillas donde se ofreció Champagne,
cocktails, refrescos y "appetisers". Una deliciosa torta de casamiento recorría
los salones para disfrute del paladar de los invitados (*).
A las dos y media de la tarde los novios partieron en automóvil hacia su luna de
miel. En los primeros día en Llao Llao y luego en la estancia La Carlota.
Se transitaba a fines de 1942 momentos difíciles de la segunda Guerra Mundial.
Desde hacía un año EE. UU. había ingresado en la contienda, comenzando un vuelco
en todos los frentes, vislumbrándose la posible derrota alemana, luego de su
tremenda debacle en el frente ruso.
Ello privó de la presencia, en el casamiento de su hijo, del conde Roberto,
embajador del reino de Bélgica en Washington, debiendo contentarse con hablar
telefónicamente con él la noche anterior a la boda y enviar sus deseos de
mejores suertes, a la joven pareja.
Un año después el 25 de noviembre de 1943, Betty van der Straten Ponthoz se
casaba en el Santísimo Sacramento con Norberto Quirno Costa.
Presidía la República Argentina el General Pedro Ramírez bajo el gobierno de la
revolución del 4 de junio de 1943.
(*) Entre los invitados se encontraban Héctor Marino y señora, futuros
suegros de Susana (Suky) Shoo Devoto.
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