Home
Institucional
Efemerides
Revista
Artículos
Galería de Fotos
Bibliografía
Miscelaneas
Material Editado
Taller de Historia
Noticias
Sabías que ...
Comisión Directiva
Contacto
 
 
 

La familia Teubal en Villa Devoto
                            
                                                                                                       Por Susana Haydee

Boragno

El Devoto Shopping, es hoy un centro comercial que ocupa una manzana. Un lugar que atrae diariamente a mucha gente, en especial los fines de semana.
Pero si retrocedemos a la década del treinta, ese predio fue ocupado por dos fábricas textiles del grupo Teubal: Hilandería Algodonera de Villa Devoto (4.500 m2) y Manufacturas Manulana (5.500 m2) Era la manzana comprendida por las calles Quevedo, José Pedro Varela, Desaguadero y Simbrón. Las dos tenían entrada por José Pedro Varela.
La industria textil como otras, fue muy importante en país en el siglo XX. Les favoreció el gran aporte migratorio que venía con ganas de trabajar y con deseos de progreso.

Los Teubal

La familia Teubal era originaria de Alepo, una ciudad al norte de Siria, situada en un entrecruce de rutas de los viejos imperios, pasaje necesario entre Europa, Persia e India. Ellos traían en la sangre el arte de comerciar. Sus abuelos ya lo hacían con los árabes y las tribus nómades que una vez por año llegaban en demanda de ropa tejida a cambio de trigo y avena, quesos y mantequilla que recibían de los beduinos. Los negocios del padre fueron declinando, comenzó a imperar la pobreza y fue necesario poner los ojos en América. El primero en llegar fue el hermano mayor, Ezra (año1904).
Cuenta Ezra, que fue de vendedor ambulante. “Era una vida de fatiga…un bulto al hombro y otro bajo el brazo, con frío, con calor…”vendo género bueno y barato a 0,5 el metro... caminaba, caminaba sin tomar vehículo alguno, de Once a Liniers. A la hora de comer, compraba pan, queso y fruta, comía en diez minutos en cualquier umbral de una casa. Ganaba fácilmente 10 pesos por día, mientras mis compañeros no sacaban más de tres pesos”,
Al poco tiempo llegó Nissim y funda con otros comerciantes la Sociedad Otomana dedicada a la importación de tejidos. Estaba en Sarmiento 2215 con sucursales en Rosario, Córdoba y Tucumán. En 1911 se retiran de la sociedad Ezra y Nissim, y ya con la llegada de sus hermanos, Elías y Moisés fundan Ezra Teubal & Hnos. para la importación de tejidos y otras novedades. El nombre era Fábrica Argentina “La Unión”. La primera sede estuvo en Pueyrredón 714, luego 761. Ezra era el hermano mayor al que todos le tenían total acatamiento. Nissim viajó a Manchester, emporio textil de Inglaterra, que imponía sus telas en el mundo. Fue de representante para adquirir mercadería. Moisés, haría otro tanto en otro centro textil, Milán. Las primeras compras que llegaron fueron un éxito y se vendieron rápidamente en el mismo puerto de Buenos Aires. Así se continuó por 18 años, pasando por épocas buenas y también de crisis.
Durante la Primera Guerra Mundial, diariamente se hundían barcos y a pesar de estar debidamente asegurada la mercadería, algunos envíos corrieron esa suerte y se perdieron...Un momento importante fue tener la industria propia. Dijo Nissim: “mi hermano Ezra tenía la facultad de ver el presente e intuir el futuro” y a pesar de no estar de acuerdo con el resto de los hermanos, en 1922, adquirió en Barracas la fábrica de tejidos “La Franco Argentina”, que por su estado y situación se pagó al 40% de su valor. Barracas no era un lugar adecuado para el desarrollo de una industria, por entonces un semillero interminable de conflictos con obreros. Además faltaba agua y había que pagarla a un precio alto.
En 1928, compraron una curtiembre en el Barrio de Versalles para trasladar la fábrica. (Juan B. Justo, Barragán, Viena y París). Tenía entrada por Barragán 599. U.T. Liniers 689.
Vinieron con trabajadores que se afincaron en el barrio. Sus familias aún viven en el barrio.
Un buen técnico era la llave de una exitosa industria y los Teubal tenían muy claro este concepto. “La Unión” estaba bajo la dirección de un técnico inglés especializado en artículos de tweed. El señor Wolston-Holme, era considerado un experto en máquinas textiles quien ya había instalado otras en India. En ese tiempo estaba furiosamente de moda el tweed.
Luego vinieron los viajes a la Patagonia para comprar los lotes de lana, previamente seleccionados en las mismas estancias, recorriendo largos kilómetros. Por entonces toda una aventura, sufriendo desperfectos con los vehículos, falta de nafta, albergues en alguna pulpería, comiendo charquis no muy sanos. La lana llegaba en camiones y en grandes mesas los obreros clasificaban vellón por vellón, mecha por mecha, separando según su calidad. De ahí a las máquinas abridoras, luego el lavado intenso obteniendo el subproducto: la lanolina, seguirá el cardado, hilado, torsión, máquinas urdidoras…telares, lanzaderas que van y vienen y así hasta llegar a las piezas listas para su venta.
En 1926 0btuvieron la Medalla de Oro otorgada por el jurado de la Exposición Internacional de Filadelfia por la calidad de sus productos.

Expansión de la firma Teubal

En 1917 la firma Teubal trasladó sus oficinas a la calle Alsina 786, lugar donde también se comercializaban las telas. En 1937 se constituyó en sociedad anónima. El directorio estaba compuesto por los cuatro hermanos: Ezra, Nissim, Elías y Moisés. Las reuniones se efectuaban semanalmente, generalmente los días miércoles. Los diferentes problemas técnicos o financieros se resolvían por mayoría de votos.
En 1936 se adquiere en Europa una fábrica íntegra y muy moderna que permitió aumentar considerablemente la producción de la textil “La Unión”, empresa madre. En 1943 se compró una manzana muy próxima, Álvarez Jonte, Lisboa, Marcelo Gamboa y Roma. El edificio permitió instalar los nuevos telares automáticos ultramodernos adquiridos en Estados Unidos, (hoy el lugar está ocupado por Easy). La empresa estaba capacitada para fabricar telas de vicuña, alpaca y un surtido interesante de telas para trajes de señora. Famoso era el topé de Teubal, la tela pelo de camello, los tweed, telas que se vendían en el país y en el extranjero. Sobre la Avenida Juan B. Justo, los vecinos podíamos adquirir estas verdaderas joyas textiles. Han pasado los años y algunos recuerdan… “aún tengo un tapado hecho con las telas de Teubal… ¡que buenas calidad!…”.
En 1938 se hicieron cargo de Tejeduria Algodonera Villa Devoto. Por el mismo tiempo Ezra adquiere Manulana, quien luego compra la manzana de enfrente para lavadero de lana (Desaguadero, Jose P. Varela, Simbrón y Allende). Siguieron con la firma Alpesa, T.I.B.A.T., firma italiana especializada en teñidos industriales, y la F.I.R.A., sociedad financiera argentina de inversiones y negocios que dirigía el doctor José Baruch,

HILANDERIA ALGODONERA VILLA DEVOTO S.A.

En el año 1936, los socios de la Algodonera de Villa Devoto, por consejos de los Teubal y bajo su dirección, establecieron una hilandería de algodón en José P. Varela 4866.
Contaba Nissim Teubal “nuestra actitud frente a ellos fue la misma que habitualmente adoptamos en casos similares: “franco apoyo para toda iniciativa de parientes y amigos”.
Los socios no sobrellevaban una buena relación entre ellos, era difícil ponerse de acuerdo frente a los graves problemas que tenían que resolver. La situación del mercado les era desfavorable. El capital no era suficiente para el desenvolvimientote de la empresa. Trabajaron tres años sin lograr ningún éxito. Al fin decidieron disolver la sociedad formada por Matalón y Attie.
Los Teubal habían invertido capital sin pretensiones de percibir intereses ni participación en las ganancias.
En 1938, ya disuelta la sociedad, el socio Matalón les ofrece la venta de la Algodonera. El grupo Teubal acepta y decide hacerse cargo de ella. Era una forma también de salvar del naufragio el dinero aportado. Nissim cuenta “le pagamos a los socios su dinero, quedando con nosotros únicamente uno de ellos, el Sr. Moisés Matalón, a quien se le acordó un porcentaje en las ganancias, conforme a los balances anuales que hubieran de practicarse. Como colaborador técnico quedó también con nosotros el señor Arturo Hirschler”.
Moisés Metalón fue el primer gerente y estuvo muchos años al frente de la misma. Le sucedió su hijo Rafael quien luego se casó con la hija de Moisés Teubal.
En 1939, estalló la Segunda Guerra Mundial. Esto fue un punto de inflexión para la Algodonera. La demanda de hilados fue importantísima. Se empezó a trabajar los tres turnos que elevaron la producción al máximo. A pesar de eso, no se lograba abastecer el mercado interno. La fábrica dio un vuelco muy favorable brindando excelentes ganancias... Se instalaron máquinas italianas La calidad de los productos era muy reconocida, su tecnología de primera.
El algodón se compraba en las provincias de Chaco y Santiago del Estero. Los fardos llegaban en camiones. La hilandería no contaba con una flota de vehículos propios.
No se hacían tejidos, sólo hilados. Eran títulos gruesos. Era algodón cardado, no peinado. El proceso comenzaba con las desmotadoras, abridoras cardado, proceso de hilandería, teñido, terminación, mercerizado. El hilado se ponía en conos, (bobinas) que podían tener entre 700 a 1200 gramos. Se envasaban en grandes cajas de cartón. No tenían marca.
El establecimiento contaba con médicos permanentes por caso de accidentes o enfermedad.
Para entrar a trabajar a la Algodonera era necesario aprobar los test del equipo psicotécnico que estaban a cargo del Dr. Alem Castelnuovo.
Se creó una subsidiaria de Algodonera en la localidad de San Martín. Los telares se adquirieron a la firma Sulzer de Suiza y técnicos brasileros instalaron la fábrica Era una tejeduría para producir toallas de excelente calidad. Se vendían con la marca “Toallas Única”.
Miguel Teubal cuenta que costó mucho imponer la marca. Se necesitó conquistar el mercado, ya que no eran toallas comunes sino para regalo. Moisés, fallece en 1981.
A fines de 1970 la Algodonera Devoto, que ya la manejaba su hijo, Miguel Teubal, funda una hilandería en Catamarca: Industrias Algodoneras Unidas, aprovechando las políticas de exenciones impositivas para quienes instalaran industrias en el interior del país. Se utilizaron maquinarias de última generación. Fueron provistas por la firma Subert y Salzer (maquinaria para hilar.), con el sistema open-end (tecnología de títulos gruesos).
Miguel Teubal, se ocupó de probar semillas traídas de Israel. Tenían la particularidad de necesitar riego artificial por aspersión a diferencia de la se produce en Santiago del Estero o Chaco que es por lluvia natural. Las autoridades nacionales sólo le autorizaron a traer medio kilo, no le alcanzaba para hacer una prueba. Miguel se dirigió entonces al Ministro de Agricultura, le contó su proyecto y le permitió traer lo necesario. Llegaron a sembrar en Catamarca unas 500 hectáreas. El algodón era de calidad superior, pero de mayor costo. Daniel cuenta: “no rindió económicamente”.
Fue en la época de Martinez de Hoz, se utilizaba la famosa tablita que perjudicó mucho a la industria, el dólar de los insumos era muy superior al resultante de la producción. Teubal no entró en la trampa de fabricar en Buenos Aires y pasarlo como que se traía de Catamarca como hicieron muchos. Se pagaban altos intereses y la fábrica fue para atrás. Al final Miguel decidió el cierre y vino la quiebra.
La algodonera de Catamarca funcionó hasta 1992. Los galpones luego fueron utilizados para una conocida gaseosa.
De la Algodonera Devoto surgió otra empresa: Matalon se asoció con Attie y fundaron una hilandería que se llamó Alpesa. Algodón Peinado S.A. Estaba en Camino General Belgrano y el cruce con Florencio Varela Km. 27, 300. La ocupación era de 1000 asalariados.
Nissim dejó escrito que en 1945 envió a su hijo Neville a los Estados Unidos por cinco años para que siguiera allí los estudios de ingeniero técnico textil. Una buena forma de interiorizarse de los últimos adelantos técnicos. Para lograr el porvenir de su hijo, en junio de 1947, lo asoció a la Hilandería Algodonera Alpesa S.A.
Daniel Teubal. cuenta: “comencé a trabajar en la Teubal con 16 años, como un obrero más, elegía y separaba los vellones de lana… después fui a Manchester a estudiar ingeniería textil y por mis calificaciones resulté candidato a la medalla de oro”. “Trabajé en Algodonera y en Manulana,…me llevaba bárbaro con tío Ezra, a pesar de su carácter”. “Fui presidente de Alpesa, que fabricaba telas de algodón, galones y broderie”. “Esa la fundaron mi papa Nissim, Matalón y Attie... Alpesa llegó a ser más grande que La Unión”
Ana María Lentino trabajó en Hilandería Devoto en el Departamento de Ingeniería- Control de Producción “yo hacía los gráficos de producción. Los adelantos técnicos en esta industria eran de avanzada”.
La Algodonera Devoto siguió medio agonizante hasta aproximadamente 1990, Luego se alquiló y después se le vendió a quien posteriormente decide cerrarla y construir el Shopping Devoto.

MANUFACTURAS MANULANA

La otra empresa que compartía la manzana industrial era Manufacturas Manulana.
En 1936 dijo Ezra Teubal: “compré tierras en Villa Devoto para instalar la nueva fábrica…y en 1937 se colocaba la piedra fundamental de mi querida “Manulana”.
En el comienzo les propuso la compra a la firmaTeubal, pero la respuesta fue negativa. Por entonces era un año de crisis y los precios de los hilados peinados procedentes de Francia, Inglaterra, Italia, Japón y Polonia tenían precios bajos respectos a los costos internos por lo que no se justificaba la adquisición en ese momento. Ezra decide igual la compra e invita a su hermano Elías, quien lo acompañó para no desairarlo. De igual modo la firma Teubal les proporcionó amplia ayuda financiera y técnica. Ezra se dedicó por entero a cimentar a Manulana. El estallido de la Segunda Guerra Mundial lo favoreció y se tornó en un negocio brillante. Luego compró la manzana de enfrente para instalar un lavadero de lana. Hoy es el Supermercado Carrefour.
Daniel Teubal trabajó Manulana y en Algodonera Devoto: “Las dos fábricas estaban separadas por una pared. Eran dos establecimientos. Tenían tres pisos y las dos tenían salida por Pedro Varela. 600 obreros trabajaron en Hilandería y 650 en Manulana… Manulana era la mayor exportadora de los “Tops” con los que se hacía hilado de lana de la mejor calidad. Los Teubal teníamos muy en claro que para interesar con nuestros productos era importante la calidad”.

EZRA CUENTA EL FINAL DE MANULANA

“Hora cero- Año 1969. Siempre me caractericé por un temperamento arrasante y expeditivo, pero en esta ocasión, lo que me parecía un derrumbe, fue mi mejor triunfo. Liquidar Manulana…todo un shock ¡Cuantas horas de desvelos! Era todo lo ambicionado…Una mala dirección y las fabulosas pérdidas anuales: 500 obreros que no apoyaron…, la confianza depositada en el director, me fueron defraudando…entonces,”cierro la fábrica”. Ellos reflexionaron y arrepentidos, vinieron a pedirme que los deje seguir y que duplicarían la producción…pero yo no accedí. La determinación ya estaba tomada. Hoy doy gracias a Dios, que me iluminó y ayudó a salvarme de una quiebra moral y material. Con mucha pena indemnicé a los obreros. Pensé en cuantas familias quedaron en la calle…pero no había otra alternativa…”
Daniel recuerda “mi tío Ezra no veía bien, le entregaban mal la lana, le robaban, por eso decidió cerrar”.
Cuenta David el hijo de Elías Teubal: En la década del sesenta se decide dividir el capital entre los cuatro hermanos, (Nissim había fallecido en 1958). El 80% de Algodonera Devoto le tocó a Moisés Teubal y el 20% al grupo de La Unión… “Yo, junto a mi hermano Miguel, representábamos en las reuniones de directorio el 20% de “La Unión”. Reuniones que se hacían en las oficinas, Alsina 786”.
Meir Zylberberg era el contador particular de los hermanos Teubal. Fue el asesor adscrito al Directorio.
Cuando se separan económicamente los cuatro hermanos, Meir fue el hombre de confianza de Moisés que le tocó manejar La Algodonera. Opina que el no estaba de acuerdo con las decisiones de instalar la fábrica en Catamarca como tampoco la de las Toallas Únicas. Los negocios empeoraron. Era amigo personal de Ezra. Eran muy ricos y muy famosos en el barrio, pero fuera de él, también. Eran los capos en la colectividad, en la Sociedad de Beneficencia.
Recuerda que se decía “…vos te crees que sos un Teubal”, cuando alguien se hacía el agrandado. Ayudaron mucho a los judíos alemanes, que se escaparon de una muerte segura…los traía y les daba trabajo…Ya sus padres trabajaban en la Teubal, vivían sobre la calle París. Sus abuelos eran tejedores manuales en Polonia, antes del uso del telar, conocían bien el oficio. Su mamá era anudadora, una especialidad que casi nadie lo sabía hacer. A veces venían a buscarla a cualquier hora para que solucione una tarea…eso le permitía también recomendar gente para que trabaje en la fábrica, tenía mucha influencia, nosotros trabajábamos todos en la Teubal…. La fábrica era todo para mi”
Recuerda…“el desperdicio del lavadero de lana se utilizó para rellenar la Cancha de Vélez,…”que era el antiguo curso del Arroyo Maldonado.

Solidaridad y Filantropía

Detrás del trabajo de los Teubal, estaba la familia, la vida del pueblo, el barrio. Ellos tenían sentido de comunidad…”no creo que sea lícito vivir egoístamente…creo que tenemos deberes con nuestro pueblo, con la patria…mano abierta al necesitado…es un deber socorrer…pero es mayor deber evitar”, escribía Nissin.
Ayudaron a clubes, hospitales, centros culturales, deportivos, escuelas, becas, colonias de vacaciones. También a su colectividad y a todos los que necesitaban. Amalfitani, presidente del Club Vélez Sarsfield, le solicitó para construir el estadio un millón de pesos…y cuando se los quiso devolver le respondieron…ya está pago. “Nuestras fábricas dieron ocupación y enseñanza a miles de trabajadores argentinos…nuestra producción entrega productos totalmente argentinos…” Para las fiestas patrias era una costumbre obsequiarles un corte de tela a los chicos necesitados… en todo estaban sin ostentar por ello.
Los Teubal llegaron a ser muy, muy ricos, increíble imaginar cuanto, pero fueron muy generosos con todos. Se ayudaba mucho a la gente, al trabajador, que tenía problemas, se lo escuchaba, especialmente a la gente que valía. Era una característica de los Teubal. Quien los conoció sabe de esto y siempre tienen una anécdota para contar. Alicia Rapagnani vivía frente a la Algodonera. El barrio carecía de agua y los Teubal les permitían a los vecinos retirarla de la fábrica. Daniel responde a este comentario… “teníamos pozo de agua propio”
Y dijo “se calcula que la ayuda y donaciones de su familia a valores actualizados, hoy podrían ascender a unos 150.000.000 de dólares”…. la firma era una empresa líder, no firmaban otras empresas el convenio laboral hasta que no lo hiciera Teubal”

Palabras Finales

Qué país pujante que era la Argentina, cuando todo estaba por hacer y se hacía, con entereza, con esfuerzo, con capacidad como lo hicieron los Teubal. No puedo olvidar las calles del barrio llenas de obreros cuando entraban o salían...a las 6 de la mañana, a las 14 horas y a las 10 de la noche
Los vaivenes políticos y económicos apresuraron el final de cada una de las empresas. Ya no estaban los hermanos Teubal para enfrentarlos. También eran otros tiempos.
Estos emporios textiles de quienes no tenían nada y conquistaron todo, fueron quebrando. Se puede observar que este modelo, lamentablemente se fue repitiendo en todas las firmas textiles. Casi todas terminaron en Shoppings, Supermercados.
Dice la autora:
Me emociona escribir sobre esta familia, ellos fueron un ejemplo para seguir. Los quiero mucho, los admiro, tengo un gran aprecio por ellos y son parte de mi familia. Me conecté por una nota que escribí en La Nación, sobre “La mítica fábrica Teubal” (marzo de 2010). Ellos también se emocionaron, porque después de tantos años, alguien había escrito sobre la tan querida fábrica, pensaban que estaba olvidada y ahora se la estaba recordando. Me escribieron y ahí empecé a conocerlos.
Volver a encontrarme para que me cuenten de Manulana y la Algodonera, fue un nuevo placer. Siguen siendo tan amables, humanos como siempre. A ellos también les encanta volver a recrear estas historias, traerlas al presente…y a mi también.!!!

Este artículo es parte de un trabajo mayor de su autora.