Deposito gravitacional de la Avenida
Francisco Beiró
Por
Susana Costa
Cuando
nos detenemos a admirar el Palacio de las Aguas Corrientes de la calle Ayacucho
y la Avenida Córdoba, declarado Monumento Histórico Nacional en 1897 o nos llama
la atención en nuestro barrio el depósito gravitacional de la Avenida Beiró y
Gualeguaychú, puede que nos preguntemos con que fin fueron construidos.
Detengámonos a pensar cómo era la distribución del agua
desde la época colonial cuando el Rey de España dictaba normas sobre los lugares
donde se erigirían las futuras ciudades… "sea el sitio levantado, sano y fuerte".
Agregando… "no elijan sitios para poblar en lugares muy altos, por la molestia
de los vientos y la dificultad de servicio y acarreo, ni en lugares muy bajos,
porque suelen ser enfermos".
Buenos Aires nace a orillas del Rio de la Plata ; en los
años que mediaron entre su fundación y la creación del Virreinato del Rio de la
Plata en 1776, debido a las escasa población y la abundancia de recursos
naturales, el abastecimiento de agua y la eliminación de los residuos urbanos no
presentaban problema alguno. El abastecimiento urbano se realizada utilizando
“pozos de primera napa a balde”, que extraían el agua del subsuelo, y al
servicio de los “aguateros”, que transportaban hasta las casas el agua que
recogían en el Río. Hacia el final del periodo colonial se comenzaron a utilizar
aljibes para el almacenamiento y posterior uso del agua de lluvia.
La ciudad crece rápidamente y aquella aldea que en 1776
contaba con 25.000 habitantes pasa a 177.000 en 1869, es entonces que la
distribución del agua y la salubridad urbana adquieren un carácter problemático
no solo por el aumento en el numero de población sino a innumerables callejones,
callejuelas y pequeñas plazas que perduraron hasta fines del siglo XVIII en
estado de abandono, invadidos por aguas y lodazales
Pozos ciegos ubicados a la misma altura que las napas de
agua potable comenzaron a contaminar las mismas, cursos de agua como los
terceros (1) que eran usados como basurales llevaron a la ciudad a una
situación crítica que desencadenó en un hecho extremo: la epidemia de cólera de
1867 que diezmó la población y forzó la urgente realización de una
infraestructura olvidada: la del saneamiento. En 1869 se comienza con el
saneamiento urbano no solo en Buenos Aires, sino en todo el país, habilitándose
los primeros servicios de abastecimiento de agua potable y desagües en Buenos
Aires.
La Comisión de Aguas Corrientes inicia las obras en 1868,
las que consistían en la extracción del agua del río en el Bajo de la Recoleta,
su elevación por bombas accionadas por máquinas a vapor hasta depósitos de
decantación y filtrado localizados en la Recoleta (en el edificio que
actualmente es sede del Museo de Bellas Artes), su elevación por medio de bombas
similares hasta un depósito ubicado en la Plaza Lorea y, desde allí, su
distribución a surtidores públicos ubicados cada cuatro cuadras, además de la
provisión a la empresa ferroviaria.
Buenos Aires es la primera ciudad americana que inaugura
servicios de distribución de agua potable en 1869.
El día 15 de mayo de 1874, se colocó la piedra fundamental
de la Planta de Purificación de Recoleta y considerando dicha fecha como la
inauguración de los servicios de Salubridad. El Establecimiento Recoleta, al
ampliarse la Planta Potabilizadora Libertador San Martín, frente a los bosques
de Palermo, quedó fuera de servicio en 1928 y la antigua Casa de Bombas fue
reformada en 1933 y destinada al actual Museo de Bellas Artes.
Para 1883 encontramos a Don Antonio Devoto firmando un
contrato con la Nación para trabajar en las”Obras de Salubridad de la Nación”
como contratista proveedor de mano de obra y maquinarias.
A comienzos de siglo, el Gran Depósito Distribuidor que la
Comisión Nacional de Obras de Salubridad había inaugurado en 1894 sobre Av.
Córdoba, era insuficiente para abastecer tanto el radio antiguo de la ciudad de
Buenos Aires -especialmente las zonas céntricas de los edificios más altos, como
los barrios periféricos.
Es así que en 1908 se elabora un plan de abastecimiento de
agua potable para 6 millones de habitantes, que comprendía la construcción de
una planta potabilizadora en Palermo (el actual Establecimiento S. Martín) que
reemplazaba al de Recoleta, de un nuevo túnel y torre de toma en el Río de la
Plata, mayores extensiones de redes de distribución y la construcción de dos
grandes depósitos de reserva en zonas con cotas de 38 mts. ubicados en barrios
periféricos de la Capital como Villa Devoto y Caballito. En 1912 se crea para su
implementación un organismo denominado "OBRAS SANITARIAS DE LA NACION", mediante
el dictado de la Ley N° 8889 del 18 de julio de 1912, destinado al estudio,
construcción y administración de obras destinadas a la provisión de agua potable
para uso doméstico "en las ciudades, pueblos y colonias de la Nación".
En 1914 las obras del Plan sufrieron un serio retraso
debido a los efectos de la Primera Guerra. El conflicto interrumpió la
importación de maquinarias y materiales indispensables para completar el sistema
de abastecimiento de agua. Para ese año la construcción del Depósito Devoto se
encontraba en sus inicios, solo se habían construido los cimientos y las paredes
hasta una altura de 12 m, habiéndose empezado a colocar las columnas de la parte
metálica que también se habían recibido de Europa.
El Depósito de Villa Devoto fue terminado, probado con las
cargas máximas y efectuadas las pruebas de vaciados de tanques para su pintura
definitiva, a fines de 1916. Restaban construir la casilla del guardián, las
oficinas, los cercos, veredas, etc., que fueron finalizados junto con la
habilitación del Gran Depósito, el 1 de diciembre de 1917.
El edificio se encuentra actualmente fuera de uso Se eligió
este sitio para su construcción por ser uno de los puntos más altos de la Ciudad
de Buenos Aires, siendo su cota de altura media de 38.19. En su estructura
interna contiene doce tanques de acero dispuestos en tres pisos, a razón de
cuatro por piso, con una capacidad de almacenamiento de 72.000 m3, encontrándose
el primer piso del depósito a la misma altura que el tercer piso del depósito “Córdoba”.
Su estructura, de características palaciegas, tiene una
organización de planta simétrica, con fachadas terminadas en revoque símil
piedra y remate de mansarda. La fachada principal, sobre la Avda. Francisco
Beiró, remata con cúpulas de base cuadrada. El estilo arquitectónico se inscribe
en el neorrenacimiento francés.
Cabe destacar que este edificio ha sido catalogado "Área de
Protección Histórica" por el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires.
Después de la revolución de 1930, en los interiores del
depósito de agua y el la manzana comprendida entre Beiró, Navarro , Mercedes y
Gualeguaychú donde se encontraban los depósitos de materiales, estuvieron
acantonadas tropas del ejército prontas a actuar en el caso que fuera necesario
, porque existían temores de levantamiento de grupos estudiantiles y obreros,
Estas tropas permanecieron en nuestro barrio por largo tiempo en una época en la
que se vivían momentos de efervescencia política
El depósito de aguas de la avenida Beiró sigue altivo, aún
sin el esplendor del pasado, observando como testigo mudo de los cambios que
sufriera la villa con el paso de los años
(1) Los terceros, del Sur , del Medio y del Centro,
cursos de agua que recorrían el casco céntrico de la ciudad y que fueron
entubados terminándose las obras en el gobierno del Dr. Alvear.
Bibliografía
Brailovsky, Antonio E. El ambiente en la sociedad colonial.
Ministerio de Cultura y Educación de la Nación. 1997
Ricucci Barrionuevo E. Ing. Civil, Obras Sanitarias, debut de la Ingeniería
Argentina
Agua y Saneamiento en Buenos Aires, 1580 –1930, CONICET, Instituto de
Investigaciones Geohistóricas, Dr. E. Maeder.
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